domingo, 1 de febrero de 2015

ENTRENAMIENTO MENTAL

Psicóloga Deportiva Liza Portalanza


La garra de vuelta

Hace un tiempo vino a mi consultorio una deportista a la que admiro mucho. Nunca había trabajado con ella, sin embargo por ser parte de una academia a la que asisto con frecuencia por otros chicos la había visto jugar y siempre me sorprendió la garra que ponía al jugar, así sea en entrenamiento.

La garra decimos en Sudamérica a esas ganas y fuerza que te hace ir más allá y dar todo en la cancha.

Antes de recibirla hable con sus padres, por ser menor de edad fueron ellos quienes me buscaron. Me sorprendió saber que la razón de la consulta era que había decidido retirarse, estaba viviendo un bajón y había llegado al punto de tener problemas de salud producto de la somatización de la frustración y presión en los previos de las competencias.

En las mismas semanas la deportista con la que más tiempo he trabajado, volvió a competencia luego de un año de para. Tuvo su primer torneo y se notaba como los nervios y la presión por volver y tener que “demostrar” fueron los fantasmas que no la dejaron exponer su verdadero potencial. Luego de llorar por más de treinta minutos en el hombro de su esposo, cuando ya todos se había ido se acercó a su entrenadora técnica y a mí a decirnos que pensaba que quería retirarse. A lo cual le respondimos: “estaba bien, pero, se retiraría cuando vuelva al pódium”. “Hace unos años fue la primera en traer una medalla sudamericana en ese deporte rompiendo el mito de que eso no se podía lograr en este deporte en nuestro país, ahora ya tres han seguido sus pasos. Si se va a salir está bien, pero, alguien como ella solo puede salir por la puerta grande. Que contaba con nosotras para eso”.

Volviendo al primer caso, a pesar de que el resto del equipo técnico (entrenador, preparador físico, etc) me insistían que debía volver, que había que motivarla para que no se retire y pelee por lo que debe, que era una ida al mundial, etc. Decidí respetar su proceso, apoyarla en que haga lo que sentía, si bien le explique lo que esta decisión implicaría: pérdida de puntos y ranking, ir al mundial, entre otras cosas, ella insistió que lo tenía claro. Consideré que a esa edad (16 años) lo más importante era que disfrute de su deporte y lo viva sanamente. Si bien el deporte de competencia obliga a ser fuerte hay momentos en que si la persona llega a un tope debe reencuadrarse. Fuimos haciendo un proceso de a poco, las primeras semanas solo enfocadas en que se descubra, que observe de donde venia su auto-presión, qué fue lo que la llevo a esas somatizaciones de las que quería huir?. La preparación física fue un punto de apoyo, pusimos esos entrenamientos como retos, basándonos en su auto-charla en estas. Luego vino un torneo donde decidió jugar y ya no somatizó, ni sintió esa presión que se la comía, a pesar de que su resultado no fue el que deseaba recupero su rendimiento en cancha, y su tranquilidad, lo cual lo vi como un excelente primer paso. Luego, en el siguiente torneo vino a la sesión previa a competencia me miro y me dijo: “ya quiero ganarlo y recuperar mi puesto”.

Mientras esto sucedía la otra deportista inicio una serie de sesiones con miras a un torneo fuera del país, con lo que logró recuperarse un poco y tener una actuación buena en este. Luego vino un torneo internacional en el país, previo a su viaje al mundial. Una vez más la presión y los nervios como fantasmas la atacaron y pudo ejecutar solo el 50% de lo que lograba en entrenamientos. Con lo que prácticamente perdía su oportunidad de ir al mundial de este año, la entrenadora técnica de la selección le dijo que solo iría en la modalidad en la que clasificó, no siendo esta la más importante para ella. Como la había visto entrenar le dio una oportunidad cuando le dijo: “depende que demuestres esta semana vemos si te inscribimos en ambas modalidades”. Cuando lo hablamos ella lo daba por perdido, su resentimiento hacia esas palabras no la dejaban verlo como la oportunidad que realmente era. Lo planteamos como reto: tienes 5 días para demostrar tu potencial y ganas en entrenamiento. Así fue, empezó a entrenar a doble jornada y a aprovechar cada minuto como una oportunidad, al final de la semana la entrenadora técnica le dijo: no olvides enviar tu información a los del mundial, solo quedan dos días para que cierren las inscripciones. Primer paso logrado. Las sesiones a partir de ahí tomaron un nuevo enfoque, cada día es una oportunidad, y lo más importante es que disfrutes de tu deporte, de lo que haces y de hacerlo.

Al terminar su presentación en el mundial recibí un mensaje que decía: “Realmente lo disfrute fue hermoso, gracias por formar parte de esto”. Logrando en la combinación de ambas modalidades la puntuación necesaria para ubicarse 11 en el mundo.

Luego de estas dos intensas vivencias llegue a esta conclusión que les comparto:

La garra vuelve, pero, si perdiste el disfrute por tu deporte y solo sientes la presión estás perdiendo lo más importante, es como que pierdas el aire en la vida.

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